miércoles, 19 de marzo de 2014

Cómo el miedo y el estrés afectan a nuestro ciclo menstrual. Y 4 ejercicios para movernos hacia la confianza en la vida.

Este texto pertenece a la Agenda de la Mujer perpetua.


El ciclo menstrual es, entre otras cosas, un indicativo de salud. Nuestro sistema hormonal refleja desequilibrios a todos los niveles vitales. A nivel emocional, es especialmente sensible “al estrés” y “al miedo” que suele acompañarlo. Aunque son necesarios para nuestra supervivencia, en general, nos mantenemos en estos estados sin fundamentos reales. Voy a dedicar este capítulo a explicar los mecanismos que pone en marcha el estrés, para que conozcas por ti misma y puedas evaluar como impactan en tu ciclo. 

Nuestro sistema nervioso tiene dos mecanismos que no pueden funcionar a la vez y que están diseñados para nuestra supervivencia: el sistema nervioso simpático y el parasimpático. Cuando uno funciona el otro se apaga y cada uno tiene unas competencias.

El sistema nervioso simpático se conecta cuando estamos ante un peligro y nos permite dos opciones de actuación: ataque y huida. Nuestro cerebro genera adrenalina, entre otras hormonas. Los músculos reciben más riego sanguíneo y todas nuestras funciones fisiológicas se paralizan. Nuestra atención está dirigida a la supervivencia inmediata, nos centramos en el entorno (hacia dónde voy), el tiempo (cuánto voy a tardar), y el cuidado de nuestro cuerpo. Nuestra atención está dirigida totalmente hacia el exterior. Las hormonas del estrés en flujo continuado crean emociones como enfado, falta de energía, tristeza, depresión, obsesión por el cuerpo y egoísmo. Si estoy corriendo delante de un depredador, el cerebro no va ha dedicar energía a la sexualidad, a necesidades de evacuación o a despertar nuestro apetito. Como la menstruación forma parte de nuestros procesos fisiológicos el cerebro puede cortar su desarrollo priorizando la supervivencia.

El mayor problema que se nos presenta es que el cerebro humano no distingue entre lo que imagina, lo que siente y lo que vive de verdad. Así que una película de terror, de guerra o una noticia trágica produce la misma avalancha en nuestro torrente sanguíneo que si estuviéramos viviéndolo de verdad. Imaginarnos el peor escenario posible o producir un discurso negativo hacia nosotras y nuestras posibilidades nos mantiene presas de nuestro sistema simpático. Otro de los problemas es que las sustancias químicas que generamos son tan potentes y nos ponen tanto las pilas, que las confundimos con la verdadera vida, lo que nos convierte en muchos casos en adictos a estas sustancias químicas y nuestro subconsciente va buscando la forma de provocar situaciones que generen nuevamente el cóctel químico del estrés, para volver a sentir algo parecido a estar vivo. El sistema nervioso simpático moviliza mucha energía y está diseñado para estar poco tiempo activado porque nuestro organismo se desequilibra. 

El sistema nervioso parasimpático permite el equilibrio homeostático. El lóbulo frontal es la parte del cerebro que orquesta este modo de función. Vemos posibilidades, posibles soluciones, estamos creativos, no intentamos predecir el futuro basándonos en el pasado. Somos presente, nos olvidamos de nosotros mismos, perdemos la conciencia del entorno, del cuerpo, del tiempo y de los problemas. Nos volvemos pura conciencia. Pasamos de un estado egoísta a altruista, experimentamos el mundo enraizados en nosotros sin perder nuestra percepción interior. Podemos sentir agradecimiento, compasión, generosidad, empatía, solidaridad, alegría y ser comunicativos. Lo saludable es permanecer en el sistema parasimpático la mayor parte del tiempo (puesto que nuestra vida no peligra de manera real en muchas ocasiones) y movernos de forma puntual y armónica hacia el simpático. Esto nos mantiene en un estado de equilibrio hormonal.

EJERCICIOS PARA MOVERNOS DEL MIEDO Y EL ESTRÉS A LA CONFIANZA EN LA VIDA. 
Vía mental: Cambia tu discurso interior por afirmaciones como: “Sé que puedo”, “Confío en mi capacidad de responder ante cualquier situación”, “Tengo talento y potencial”, “Estoy segura y a salvo”. 
Vía física: Respirar abriendo la parte posterior de la garganta y moviendo el diafragma (por él transcurre el nervio vago, responsable de cambiar la química hormonal) tiene un efecto sorprendente. Tomar magnesio.
Vía emocional: Genera dentro de tu corazón la emoción de agradecimiento. Siéntete agradecida por todo, por lo más mínimo. Es más efectivo antes de dormir y al despertar.
Vía de la conciencia: Pasa tiempo a solas, en silencio, medita diariamente y haz relajaciones.

FUENTES:
Dr. MARIO ALONSO PUIG. Reinventarse. Ed. Plataforma 
Dr. JOE DISPENZA. Deja de ser tú. Ed. Urano

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