viernes, 13 de julio de 2012

Entendiendo los terribles dos años

He pasado un tiempo un tanto desesperada con la forma en que estoy viviendo esta época. Voy ha hacer un análisis de lo que he ido descubriendo gracias a esta "crisis".

Qué le pasa al niño
A los dos años el niño comienza a buscar su identidad, está armando su ego a base de negar y llevar la contraria a lo que es distinto de él. Básicamente un niño de dos años busca diferenciarse de su madre o del adulto con quién haya hecho la fusión emocional. Ha comprobado que ese adulto está ahí y aunque dependa su supervivencia es capaz de enfrentarse a ella porque ya ha comprobado que está ahí y no lo va ha abandonar, confía en ella y en que le permitirá vivirse a sí mismo tal cuál es. El niño niega a la madre, así comienza su primera tentativa de independencia, se resiste a todo lo que le propone para encontrarse a si mismo. Reclama mirada, amor, comprensión y respeto. Necesita acompañamiento en este proceso y la frase que más repite es mamá mira. Necesita ser visto en su individualidad para verse a si mismo como ser único y distinto. Si no consigue expresar esa individualidad se enfada, se frustra y aparecen las rabietas para expresar sus emociones y como primer paso para gestionarlas. Es exactamente lo mismo que ocurre en la adolescencia.
Es como un despertar a sí mismo.

Qué le pasa a la madre?
A los dos años algunos ponen la fecha de fin al puerperio. Se diluye la fusión emocional y el cocktel de hormonas que inunda nuestro corriente sanguíneo decrece. Empiezas a ver otras cosas a parte de a tu hijo y tu maternidad. Finaliza el paréntesis de éxtasis maternal y retomas tu vida dónde la dejaste. Aparece lo no resuelto antes de ser madre. Deseos, proyectos, insatisfacciones, tu emocinalidad comienza a ser tuya, aunque creo que todavía no del todo. La función de esto es que los niños aprenden por imitación, aprende a ser él observando quién eres tú.

¿Por qué nos resulta difícil esta etapa? 
Una vez que tengo esa información debería bastar para permitir esta etapa, vivirla y pasarla reconociendo a mi hijo tal cual es. Pues no, en mi caso estoy todo el día con la pelea entre lo que yo quiero, yo necesito y lo que él quiere, él necesita. Lucha de egos. Mis necesidades se ha hecho más presentes. Mi papel es ceder, (siempre que se pueda) para que él se construya a través de su experiencia y sus errores.
Esta temporada en lugar de vivirla con el asombro de descubrir a ese ser humano que me acompaña, la he vivido con angustia, desconsuelo y muchas dificultades para dejarle ser. Me descubro contando las horas para que se duerma o para que se lo lleve su padre o le pongo a ver dibujos (algo totalmente en contra de mis ideas de crianza). Me siento culpable y sé que debe haber una forma de vivirlo con placer. Por si no era suficiente han aparecido conflictos no resueltos con mi padre y en mi vida que me han hecho irme todavía más a mi ego y mis necesidades. Incluso he vuelto a fumar.

Me empiezo ha hacer preguntas ¿De que me estoy distrayendo mientras fumo? ¿Qué no quiero ver o enfrentar? ¿Qué consigo mientras duerme o ve los dibujos? y ¿Qué me pasó a mi con dos años?
La respuesta es que consigo no mirarle, no verle por un rato. Durísimo. Me agota sostener la mirada. Sigo tirando del hilo hasta descubrir que yo no fui mirada, ni vista, ni reconocida y mucho menos valorada...Los hijos traen regalos a los padres y que esos regalos no sean recibidos nos hace dudar de nuestra valía y de nuestra misión en el mundo. Creo que el regalo principal es la visión, traen un espejo que muestra una partes de los padres, una parte, que a veces, no hemos querido ver. En este momento me estoy mirando en un espejo que no me gusta porque no veo a nadie en él, encuentro un vacío. El vacío de no saber quién soy y que quiero.

Los dos años es el momento en el que mucha gente lleva a los niños a la guardería y desde mi opinión es un momento pésimo. Creo que no pasar esta etapa con un adulto amoroso y de confianza puede tener repercusiones de por vida y sobre todo considero que agudiza la rebeldía de la adolescencia. Las rabietas fuertes también aparecen ahí y lo que he descubierto es que en mi caso, como en muchos otros es que fueron sistemáticamente reprimidas.

La solución (mi solución)
Hoy publico este post pero lo escribí hace aproximadamente dos meses. Todo este nubarrón ha pasado. Ahora estamos mucho mejor. Martín ya no ve dibujos o muy ocasionalmente. Yo lo llevo bien y estoy encantada de estar con él. ¿ Qué a pasado?
A partir de poner palabras y aclarar lo que me pasaba me he relajado mucho. Paralelamente he estado inmersa en un proceso de vuelta al cuerpo con el curso "Cuerpo de Mujer, con Mónica de Felipe". Algunas meditaciones me han ayudado a sentirme con dos años, aclarar qué quería y qué necesitaba. Qué quiero y que necesito. Y me he tranquilizado un montón porque se me ha quitado la urgencia e hacer lo mío, sin saber que hacer. Al tenerlo claro la energía se aprovecha mejor.
Por último y creo que lo más importante he tomado conciencia de nuevas partes de mi misma y he vuelto más fuerte a la ENTREGA. No sé como ha pasado pero la clave es la entrega, cerrar la discusión, darle un espacio a mis demandas y entregarme a mi hijo de nuevo, como si acabara de nacer pero atendiendo y acompañando necesidades diferentes.

6 comentarios:

  1. Mi hija tiene 22 meses, y aunque no estamos pasando por esa relación difícil de la que hablas, la intuyo.
    También yo en ocasiones me veo deseando que se duerma o se la lleve su madre, mi hija siempre ha sido muy demandante y lo sigue siendo, y lleva con rabietas desde poco antes del año, aunque quizás ahora sean más fuertes. He llegado a pensar en meterla en la guardería, aunque no quiero, pero luego vuelvo a verla en su esencia y a mi en mis necesidades y mis tareas no resueltas, y logro reconectar. Pero a veces es difícil, porque pareciera que no disfrutas de ella lo que te gustaría.
    Me alegro que haya sido una etapa y que estéis bien.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Hola Laura!!
    Me gusta mucho tu sinceridad desbordante, yo he pasado unos meses parecidos, al menos dos, aunque intercalados. Y también estoy aprendiendo mucho, ahora muy feliz.
    Nur empezó con 21 meses (ahora tiene 27), así que ya llevo 6 meses de "trabajo", más estoy encantada. Como me enseña, y cómo ella también aprende. No sé si te puede servir, aunque ya estás mejor, pero te invito a visitar las entradas de mi blog de este año 2012, son muy poquitas y cortas, como es mi estilo, así que no se hace largo leerlas...
    Te mando un abrazo de comadre y mucho cariño, ¡somos las madres que somos!
    Bendiciones,

    Noraya
    "El Rumor de las Libélulas"

    ResponderEliminar
  3. Gracias las dos por vuestro ánimo. Me viene muy bien sentirme acompañada y poder compartir el proceso con vosotras que sois capaces de comprender sin juzgar. Un gran abrazo de comadre.

    ResponderEliminar
  4. Escribes muy bien lo tuyo. Yo con dos años creo que me titaba de cabeza contras las paredes...

    ResponderEliminar
  5. Laura
    Mil gracias, has ayudado a mi alma, estoy pasando ahora por esta etapa, a pesar de que lo leí, hace bastante tiempo, recordé en mi interior tu experiencia y empecé a buscarte, me encantaría saber mas sobre el tema.
    Un gran abrazo
    Olga

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Olga:
      Gracias por tus palabras, me alegro que te guste. Paciencia y ánimo con esta fase. A día de hoy lo que puedo decirte es "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mi niño tiene casi tres y la cosa a cambiado radicalmente con el manejo del lenguaje y un mayor raciocinio.
      Mientras tanto...hay que vivirlo, sufrirlo y si descubres algo de ti en el camino será un éxito para los dos.
      Te dejo un enlace donde hay algo más de información:
      http://grupomaternal.blogspot.com.es/p/el-bebe-de-0-3-anos.html

      Un fuerte abrazo y mucha ánimo
      Laura MH

      Eliminar